lunes, 19 de octubre de 2009

Crónica de un viaje de novios a Japón. Parte 1, Tokyo

Muy buenas noches a todos,

ya han pasado cuatro días desde que volvimos de Japón, y ahora que por fin he podido subir una selección de fotos a un álbum de picasa, descansar bastante y empezar el cole, creo que es un buen momento para empezar a escribir la crónica.

Como ya sabéis, nuestro viaje de inicio comenzaba el día 5 de octubre de madrugada.
Nuestro itinerario inicial consistía en Tokyo (2 días), Kyoto (4 días), Nara (1 día) y Tokyo otra vez (2 días) antes de volver a casita.

Así pues, a las 3:00 hora zulú nos pusimos en marcha hacia el aeropuerto para disfrutar de un fascinaaaaaaaaante viaje de más de 16 horas hasta nuestro destino.


Aquí Irene justo después de salir de casa, esperando a mis padres, que nos llevaban al aeropuerto.


Paradita en Roma. Tuvimos que salir a la calle para conseguir la tarjeta de embarque de Irene hacia Tokyo


¿Publicidad subliminal? ¿Servicios de agujeros?


Por fin, ya podemos ir los dos a Japón


Y allá que vamos


Conseguidoooo

Como podéis ver, los días planificados eran más bien días "brutos" puesto que el día 6 dio para poco. Básicamente, porque llegamos a las 10:30 de la mañana, y entre que nos orientamos, localizamos la oficina donde sellar los Japan Rail Pass y demás historias, llegamos a Shinjuku a las 14:00, y se me había olvidado comentar que en Japón a esa hora hay una luz equivalente a las 18:00 aquí (haya nubes o haya sol).


Shinjuku, nada más salir de la estación de camino al hotel

Localizamos el hotel sin muchas complicaciones, aunque sí con un largo paseo con maletas mastodónticas (cómo pesaban las hijas de su madre).

El único detalle es que el hotel estaba al final de un callejón que daba un mal rollo que no veas, y que vimos el cartel de chiripa porque estábamos mirando en todas las bocacalles desde hacía un rato porque "por aquí tiene que estar según el mapa". En contra de nuestra reputación (merecida) de despistados, no tuvimos que desandar ningún paso.

Como aclaración a lo del callejón de mala muerte, es así porque era la puerta de atrás del hotel (para qué vamos a entrar por la principal) que tenía un pasillo/pasadizo/algo que llevaba al mostrador y a la puerta principal.

De todas maneras, la calle principal tampoco es que fuera para tirar cohetes, pero al menos no te daba la sensación de que fuera a salir Batman de alguna de las escaleras de incendio.

Así que llegamos, nos medio comunicamos en inglés básico con los pobres recepcionistas, que lo de los idiomas poquito pero suficiente, y subimos a dejar los trastos infames. Curiosamente, de los hoteles en los que hemos estado, la mayoría te pedían que abonaras antes de alojarte. Aquí en España, que yo sepa, es al revés, pero teniendo en cuenta que hace años ya que voy reservando con antelación con atrapalo y cosas así, que ya lo llevas pagado de casa, pues no estoy seguro de cómo irán.

El hotel digamos que era funcional, y tampoco nos hacía falta mucho más. Ahora, que con esa altura de puertas o los japoneses son todos enanos, o con el vicio que tienen de hacer reverencias no notan el marco de la puerta.


Puerta de talla totalmente europea, fijo

Ahora mismo mi memoria en este aspecto está un poco difusa, pero si no me fallan las cuentas cometimos el error de tumbarnos un momento, y despertamos a las 20:00 hora de allí (las 13:00 aquí) con una luz propia de las 2:00 de la madrugada (creo que ya váis pillando el concepto de la iluminación así que no seré pesado repidiendo la comparación).

Total que fuimos a dar una discreta y tranquila vuelta por las calles de Shinjuku sin ninguna pretensión en particular (porque a esas horas poco turismo íbamos a poder hacer) y así vimos los chorrocientos neones de la estación, los chorrocientos de personas por todas partes, los restaurantes y otros garitos de dudosa ocupación...

A las 23:00, de camino al hotel y buscando un sitio donde cenar/comer algo, fuimos pasando por los diversos sitios donde vimos las distintas reproducciones en ¿plástico? que hacían los restaurantes. Muchísimos de ellos tenían reproducciones muy realistas de los platos que preparaban (eso sí que es comer con los ojos) en el exterior del restaurante.

Al final nos metimos en uno que no tenía esas reproducciones, pero que tenía una máquina para pedir la comida.

Y ahí comenzó nuestro primer contacto con la población autóctona, ya que la muchachilla que atendía no tenía ni pajolera de inglés pero, fijáos qué preparados van por la vida, al ver que no hablábamos japonés nos endiñó una carta con los nombres en inglés.

De todas maneras, lo mismo habría dado, porque al final acabamos señalando los platos en la carta y ella nos explicó cómo funcionaba la máquina a base de señas (como jugar al Party, oye).

Como bien dijo mi prima Olivia, Inglés no tienen ni puñetera idea, pero hacen muchísimo por entenderse.

Así que disfrutamos de una comida cuyo nombre no fui capaz de leer pero que estaba muy buena y de un vaso de té que sabía a aguachirri y que yo no había pedido (pero se lo ponían a todo el mundo). Al día siguiente repetimos pero esa vez le pedí mizu (agua) porque el té ese no había quien se lo bebiera.

Las chicas que llevaban el negocio encantadoras todas.

Y una vez alimentados terminamos el trayecto al hotel y caímos inconscientes a una hora que para lo que somos nosotros era de lo más sensata.

(Ahora mismo son las 22:12 en la piel de toro y me está entrando sueño -dios mio, ¿estaré mutando?¿Me aficionaré a dormir por la noche?) así que lo voy a dejar aquí y mañana sigo con el día 7, que sí fue más turístico.

domingo, 18 de octubre de 2009

El regreso. Parte 2: resaca movistar

Hola a todos,

las 23:54 del domingo y aún no he empezado a escribir la crónica (bueno, en realidad empecé anoche pero me estaba quedando dormido y sigue como borrador en el blog).

Ya que mañana empiezo de nuevo el "cole" me acostaré en breve, pero hoy he tenido una anécdota post-viaje que me ha dejado tan helado que tenía que compartirla, o si no reviento.

Todo se remonta a dos meses y pico atrás. Sabiendo como sabía que nos íbamos a ir a Japón, tuve la feliz idea de llamar a información de movistar para preguntar por sus tarifas de roaming, ya que era incapaz de encontrar en su página las dichosas tarifas (que, fíjate tú, hoy he encontrado en 2 minutos).

El caso es que la conversación con la señorita concluyó con que me empezó a hablar del roaming de Europa, a lo que yo dije que sí, que estaba muy bien eso, pero que yo me iba a Japón, y la señorita respondió que también se aplicaba.

Qué gran error fiarme de aquello.

El día 13 de octubre descubrí con sorpresa que no me funcionaba la conexión 3G en Kyoto, cuando el día anterior sí había funcionado (bendito google-maps con gps).

Lo estuve intentando varios días, sin éxito, y en España tampoco me volvía a funcionar. Acabé hasta reinstalando el firmware del teléfono, por si me había cargado algo.

El caso es que esta tarde me puse a revisar mensajes que había recibido durante el viaje, y vi uno en el buzón de voz de un número largo recibido el día 13, del que me había olvidado. En Japón no me iba a dar por llamar al 123 precisamente.

Pues resulta que eran los señores de Telecor (que son los que gestionan mi factura de movistar) que me llamaban preocupados porque a fecha de ese día llevaba 744€+IVA en la factura, sobre todo por transferencia de datos, y querían confirmar si eso era correcto.

Del susto que me llevé me quedé clavado en la silla, como os podréis imaginar.

Después de recuperar la consciencia de mi entorno, entré a la web de movistar a ver mi consumo y ahí que estaba, 90 megas transferidos por el módico precio de 800 y pico euros (IVA incluido, entiendo yo). Con razón no me funcionaba el 3G, ¡me lo habían cortado!

Así que llamé de nuevo al 609, donde un pobre muchacho tuvo que aguantar mi cabreo inicial, fruto de la frustración inevitable del asunto.

Resulta que la tarifa de roaming de datos para Japón es de 11 euros el mega, no 10€/10Megas como me dijo la amable (y estúpida) señorita, y que cada vez que establezco la conexión me endiñan 1Mega, lo descargue o no, independientemente de si ese mismo día hago más conexiones. Eso explica tanto el sablazo como los 90 megas que se supone he transferido (que para 3 días que usé un rato la conexión, me parece una cantidad algo elevada, sinceramente, no creo que googlemaps consuma tanto).

El caso es que mañana tendré que llamar al departamento de reclamaciones, aunque poca solución le veo al asunto aparte de soltar una pasta tremenda por culpa de una teleoperadora mal formada.

Ah, por cierto, me puse a buscar las tarifas y las encontré enseguida. O ese día no estaba inspirado o las han puesto más visibles hace poco.

En fin, con esta agradable noticia acabo mi último día libre y volvemos a la rutina (que también me apetece, que echo de menos a la gente del trabajo y el trabajo en sí).

Sed buenos, y yo intentaré hacer lo mismo y escribir algo de la crónica prontito.

Hasta luegoooo

Postdata:
Ayer, día 2, recibí el cargo con la cifra definitiva de la bromita. 1025€, con dos cojones señores de movistar. Ya he tramitado la primera reclamación a través del Corte Inglés, y me dirán algo dentro de 7 o 15 días. Si no, pues me tocará hacerme socio de Facua y volver a insistir.

jueves, 15 de octubre de 2009

El regreso. Parte 1: estupideces aeroportuarias

¡Hola a todos!

Son las 6:32 hora española y llegamos hace 5 horas de Tokyo tras un laaaaaaargo viaje. Por si hay dudas, no escribo a estas horas por el jetlag, ya sabéis que soy así. Aprovecho ahora que hemos terminado de ver Lost In Translation (nostalgia nipona XD) para escribir un poco.

Mañana a ver si puedo empezar a poner un poco de orden y hacer una especie de crónica del viaje, pero antes quería hacer unos apuntes sobre la estupidez humana y la paranoia en los aeropuertos.

Primera Parte, ningún mechero en la maleta.
Al hacer el check-in en el aeropuerto de Narita, la azafata nos dijo que no debía haber mecheros en el equipaje que facturábamos. Nosotros todo convencidos le dijimos que no había ninguno (los llevaba yo todos en el bolsillo). Curiosamente al llegar a casa he descubierto que había nueve mecheros en uno de los bolsillos de la maleta XD

Resulta que a la ida vi un cartelito en el que decían que no se podía llevar más que un solo mechero en el equipaje de mano (otra estupidez más como lo de los recipientes con líquidos), así que los metí casi todos en la maleta y ahí se quedaron durante los 10 días.

Aun así, la historia de los mecheros aún tiene algo más que decir.

Los que me conocéis sabéis que siempre llevo los bolsillos llenos de todo tipo de trastos, y de mecheros siempre llevo como diez o más, así que no es de extrañar que pese a haber guardado nueve mecheros en la maleta, aún me quedaran cinco o seis en los bolsillos.

¿Me dijeron algo al pasar el control de seguridad? Ni pio.

Regreso a España desde Narita. Vamos a uno de los chorrocientos controles que hay que pasar (que si pasaporte, que si billete, que si tal y cual) que son la razón por la que odie viajar en avión, ya que casi siempre pito (en realidad volar me encanta).

El caso es que como siempre me tiro un montón de rato vaciando los bolsillos en el abrigo en un intento desesperado de no pitar, más luego sacar el portátil de la mochila "porque tiene que estar a la vista", más el cinturón más bla bla bla, pues Irene pasó primero mientras yo luchaba con mis bártulos.

Milagrosamente, no pité (ya hasta me sorprendo y miro a ver si alguien me dice que me quede quieto para cachearme) y cuando llego al final me encuentro a Irene hablando con uno de los policías nipones, muy tímido él, hablando de mecheros. Resulta que Irene llevaba cinco mecheros dispersos por los bolsillos (terroristaaaa).

Así que me encuentro la imagen de un policía japonés con cinco mecheros en la mano. "Sólo puede quedar uno" que diría Conner MacLeod, del clan MacLeod.

Así que el policía se quedó con cuatro mecheros e Irene con uno y continuamos ruta.

Y ahora viene la pregunta clave: ¿me dijo alguien algo a mi? No. ¿Cuántos mecheros llevaba encima en mi abrigo que también había pasado por ese detector super-chachi-de-la-muerte? Otros nueve.

Benditos controles aleatorios. ¿Será que Irene ahora tiene más cara de terrorista que yo?

En fin, gilipolleces de los protocolos.

Y ahora vamos con la segunda parte de la estupidez humana, esta vez protagonizada por los italianos.

Segunda parte, si bebes no vueles.

Aeropuerto de Fumichino (o como diantes se escriba). Llegamos a las 18:40 a Roma y teníamos hora y media para entretenernos, así que lo primero que hicimos después de pasar oooootro control de seguridad y comer algo fue buscar el punto de fumador más cercano.

Es importante señalar que en Japón compramos varias botellas de refrescos y agua, que llevábamos con nosotros en una bolsa de plástico cuando pasamos el primer control.

También es importante señalar que podía haber pasado con un arsenal y no habrían dicho nada, porque estaban a su puñetera bola tocándose los huevos (literalmente, Irene me dijo que una policía le había plantado la mano en sus partes a un compañero). Casi hasta ofende que te molestes en dejarlo todo colocado y luego pasen de ti hasta para decir hola.

Total, que nos fuimos a comer, compramos una botella de nestea y otra de coca-cola y luego fuimos al punto de fumador, que después de 12 horas de vuelo pues como que apetecía.

Quiso la mala fortuna que para ir al punto de fumador tuviéramos que subir a la zona de salidas, con lo que nos liamos un poco para volver a la terminal B, desde donde salía el avión para Madrid. Total, que al final acabamos en el mismo control de antes.

Debe ser que les había dado apuro hacer el vago, porque esta vez miraban un poco más. A Irene le pidieron el billete (a mi no) y a mi me preguntaron por la bolsa de plástico. Dentro estaba la botella de nestea y de coca-cola, medio vacías las dos, y compradas *dentro* de la terminal, no fuera, que se supone que ahí sí se puede.

Pues nada, el colega cogió las dos botellas y dijo que eso no pasaba. Pues que le den, señor oficial, métaselas donde le quepa.

Lo cachondo es que veníamos por la zona de "tránsitos" (que recuerda a un anuncio de All-bran, sinceramente) con lo que no veníamos de la calle y lo que llevábamos, en teoría, tenía que haber pasado los controles en origen.

Así que nada, ahí se quedan las botellas medio vacías y seguimos camino. De los cientos de mecheros nadie dijo nada. Y lo que es más curioso, de la botella de aquarius de limon entera, sin abrir, que llevaba en la misma bolsa de plástico pero en el fondo, tapada por una caja de cartón de bizcocho, nadie me dijo nada. ¡Anda y que os den pomada!

Sinceramente, dudaba bastante que ciertas restricciones en los aeropuertos supusieran una mejora de la seguridad, y visto cómo las aplican (según le da a cada uno y según el momento) pues me mantengo en mi idea.

Y con eso que nos fuimos a esperar el avión.

Eso sí, cosa curiosa, en el avión de vuelta a Madrid, dos billetes comprados a la vez que venían con otros dos billetes desde Tokyo acabaron siendo dos billetes que estaban a tomar viento el uno del otro. A mí me tocó ventanilla en la fila 12 (asiento A) y a Irene ventanilla opuesta en la filla 11 (asiento F). Anda que...

El caso es que ya estamos en la capital y comienza la cuenta atrás para la vuelta a la rutina.

Dentro de poco, crónica de un viaje por tierras niponas, o de cómo nos dejamos los pies caminando por el imperio del sol naciente.

Hasta luegooooo.

viernes, 9 de octubre de 2009

La odisea nipona. Mini entrada

Hoooola a todos. En este hotel no hay internet en las habitaciones y me da bastante pereza bajar al hall así que estoy tirando del 3g del movil (yoigo no pilla ninguna red)

Estamos en Kyoto. Llegamos ayer a eso de las 19:00 hora local (12:00 hora cristiana). El viaje fue agotador y laaargo (ya sabeis, nunca somos capaces de llegar a la primera) pero llegamos. Hemos pasado toda la mañana/tarde caminando sin parar y estamos reventados (nos levantamos a las 5:00 hora local). De momento sólo decir que nos está encantando Kyoto (por mucho que el excesivo carácter urbanita de Tokyo impresione, el ambiente sosegado de esta ciudad es alucinante, y los sitios son preciosoooos). Y aunque los habitantes de Tokyo son majos, los de Kyoto son increiblemente encantadores (aunque siga sin entender gran cosa de las parrafadas que me sueltan en japonés). Desde luego estoy practicando la tira el "Sumimasen, ____ wa doko desu ka" (disculpe, dónde está...) y el "arigatou gozaimasu" (gracias).

Seguiremos informando. A ver si cuando volvamos a Tokyo podemos subir algunas fotos.

Matta ne!

lunes, 5 de octubre de 2009

Tadaimaaa

Según la hora española, son las 8:29, según la hora local, las 15:29. En cualquier caso,¡hemos llegado a Tokyo!

Estamos moliditos como el café de Colombia. Irene ha caido inconsciente hace 10 minutos y yo debería hacer lo propio para poder aprovechar la tarde con alguna ruta, pero antes había que cumplir con el blog ;)

Salimos el domingo a las 3:15 de la madrugada de casa, gracias a mis sufridos padres que vinieron a recogernos a esas horas intempestivas.

La facturación fue medianamente normal salvo que, lo que son las cosas, no pudieron darnos todas las tarjetas de embarque (si no no hay emoción). Al final nos juntamos con mis tarjetas de Madrid-Roma, Roma-Tokyo y con la de Irene Madrid-Roma.

¿Y cómo llega la novia a Tokyo? Os preguntaréis.

Pues no nos quedó otra que llegar a Roma y salir como si fuéramos a la cuna del Imperio no-galáctico y esperar por el aeropuerto pacientemente para facturar de nuevo (con lo que odio los controles en los que siempre pito, argh).

En Barajas, por cierto, compartimos cola con los más chungos de Italia. Parece que tenían un problema con los billetes (o el equipaje, no me quedó claro) de los niños que iban con ellos (se negaban a pagar un suplemento y querían llamar a la policía)

Sobre todo recuerdo emocionado el ímpetu de la madre amagando lanzarse contra la pobre muchacha del mostrador gritando descontrolada.

Llegamos a Roma a las 8:30, y nuestro vuelo a Tokyo salía a las 14:50, así que tuvimos que andar moribundos con las mochilas por la terminal. Irene intentó tumbarse un rato, sin demasiado éxito, en unos bancos.

Hay que señalar que en el fondo sí fue un éxito, porque descubrimos más tarde que la chica que dormitaba en esa misma fila de bancos estaba algo ida, y cada 10 minutos levantaba la cabeza y gritaba incoherencias a cualquiera que pasaba.

Ya de paso vimos una mini-manifestación de trabajadores del aeropuerto.

Todo son emociones cuando sales de casa.

Sin mucha novedad más, pasamos a la fase 2 del viaje: Roma-Tokyo, que es lo que yo calificaría de paliza suprema (12 horas de vuelo del tirón, madre).

Así que llegamos a la capital nipona a las 10:00 hora local, 2:00 hora cristiana, y comenzamos la ruta de pasar la aduana, canjear el Japan Rail Pass, cambiar los dineros, y pillar el tren desde Narita hacia Shinjuku para nuestro primer destino, el hotel Listel Shinjuku donde estamos ahora mismo.

Por cierto que Japón está hoy mayoritariamente nublado y lluvioso, pero mola muchoooooo

La gente es majísima, sólo con sacar el mapa buscando el hotel se nos han acercado dos personas a ofrecernos ayuda para localizarlo (eso y un policía nos ha enseñado la placa para preguntarnos si éramos americanos ¿? yo siempre pensé que parecía un terrorista islámico por la puntería que tengo siempre con los policías XD)

El hotel es minimalista pero apañao, por la noche a ver si subo algunas fotos.

Y por ahora, aquí lo dejo, que me caigo de sueño, seguiremos informando.

Haaasta luego.

domingo, 4 de octubre de 2009

Los primeros videos

¡Y allá vamos con los primeros videos!



La entrada de la novia (a velocidad de crucero) ;)



La lectura de los novios (no sé muy bien por qué se ve oscuro en el picasa, en mi disco duro se veía bien).



¡¡¡La entrada de los novios al banquete!!!



El regalo sorpresa de Irene.



Vamos a cortar la tarta... "con estilo".



La coreografía de la despedida de soltera de Irene, retransmitida en la barra libre y vestidos de gala.

Seguiremos informando, que ya dentro de poco nos vamos a poner en marcha para recoger la casa y zanjar el tema de las maletas.

Haaasta luego

Las primeras fotos (el durante)

Vamos con las fotos del durante y en el siguiente capítulo... ¡videos!



Reunidos frente al "altar civil" o como diablos se llame la mesa en estas ocasiones (probablemente: mesa)



Los novios, ya no tan novios sino marido y mujer, con ese pedrazo de fotógrafooooo. ¡Ole ese Isma!



Foto de familia con todos los primos del novio que pillamos (faltaban unos pocos por ahí). Que ahora también son de Ireneeeeeee



Delegación Granaína de primos.



Mi tía Carmen y mi hermana Almu, aunque bien podrían ser hermanas las dos.



Mi tío Rufino, Javier, Carmen y Loli. ¡Qué elegante está mi tío Javier con... ¿qué es eso que lleva?



Los Rufinos: Juan Ignacio, mi tío Rufino, Rufino y Darío. Faltaba el pobre Paco por ahí que no pudo venir.



Adiós a la foto "casual".



Mi prima Irene haciéndose el sepukku porque había tenido la misma idea para el regalo que la delegación de Esgaroth (¡¡¡un cofre lleno de monedas de chocolate!!! ¡ñam!)



Mi tío Javier y mi padre, medallistas, con mi tio Rufino.



No sé muy bien cómo llegó mi sombrero a la cabeza de mi padre, pero creo que no es su talla.



Almu la angelical.



Ni princesa Leia ni leches. ¡Almu Organa al poder!



Em... la cosa afilada va sobre la cosa dulce, ¿no?



Esta tarta está muy buena.



Almu, Ire y Luna, el trío de las Galaxias.



No sé muy bien cómo etiquetar esto.



Y esta tampoco.



Nuestro amigo el DJ.



Hola Almuuuu



Tunak Tunak Tuuuuun!